Nueva York

Mascaroides en NY – Lelland y Madam Moulian

allerton_renaissance_lex_57_jeh (1)

THE ARLINGTON HOTEL FOR WOMEN
SUITE PRINCIPAL
21 DE FEBRERO DE 1925,
A PRIMERA HORA DE LA TARDE


El pobre Lelland se sentía observado, escrutado, amenazado. Y no era para menos. Decenas de mujeres y algún que otro hombre empleado del hotel lo miraban con cierta inquina. El hall del Arlington era bastante lujoso, aunque demasiado florido y recargado. El geólogo aguardó su turno frente al mostrador de recepción intentando no prestar atención a aquellas miradas insidiosas.

Todo acabó cuando una botones se le acercó, sonriente.

– ¿Señor Lelland?

– Sí, soy yo.¿Quién le ha dicho mi nombre? Busco una mujer…

– Debe usted referirse a Madam Moulian – sonríe divertida – Ella me dio su nombre. Me envía a buscarle. Acompáñeme, por favor.

– De cuerdo, joven, le sigo.

La chica se dirigió al ascensor y le dijo al grum que los llevara al último piso. Allí la Suite Principal ocupaba toda la planta. La decoración y mobiliario eran suntuosos, algo menos recargados que en el hall. Olía a incienso y a ceras. La penumbra era onipresente, con luces indirectas o velads con pañuelos de diseños floridos.  La botones dejó a Lelland en el recibidor y regresó al ascensor para desaparecer al cerrarse las puertas. De lejos se oía un gramófono del que salía una música zíngara de melodía hipnótica.

–  Hay alguien aquí? – Lelland dijo en voz alta – Holaaaa! Señora Moulian…Desde lejos oyó una voz de extraño timbre. Lelland dudó si era un hombre o una mujer.

Pase, pase, señog Lellánd – dijo desde el final de un pasillo – Le estaba espegando.

Al fondo vió el resplandor de una luz rojiza. El resto de la estancia estaba en penumbra. Lelland  fue hacia la luz entornando los ojos. Llegó a una salita iluminada tan solo por una lamparita de pantalla roja y el resquicio de luz natural que dejaban pasar unas pesadas cortinas. La silueta de una persona estaba sentada en un opulento sillón. La luz de la lámparita solo mostraba el cuerpo algo rechoncho y contrahecho de una mujer, vestida con un chaqueton de piel. Sólo se distinguía la silueta de su cabeza, tocada con un sombrero propio de una dama inglesa rica y hortera.

Tome asiengto, pog favog – le pidió en un inglés con toques de francés, eslavo y un idioma que Lelland no reconocía  – Supongo que quierre pgeguntarrme cochas. ¿Desea tomar algo o no se fía de mí?

En una mesillla cubierta con un largo mantel granate y borlas en sus bordes descansaba una bola de vidrio sobre un pedestal de bronce.

– Por favor, dígame todo lo que hemos investigado juntos – quiso saber Lelland – cómo nos conocimos, qué tramábamos, en fin, todo lo que rodea nuestra amistad.. Y un whiskey irlandés, por favor

Madam Moulian rie a carcajadas

No fue conmigo, queguido – dice al acabar –  Fue con el señog Elías

– Sí, ya se que estábamos investigando la expedición Carlyle con él, pero por qué? Cómo empezó todo? Tengo amnesia, pero se que usted y yo trabajamos codo a codo…Le mira con cariño antes de responder. Parece como si una luz del más allá le iluminara el rostro y su voz hablara desde el Averno.

No fuiste tú, queguido. Si acaso tu cuegpo. Otros se sigvieron de él paga ayudag a Elías a gacabag toda esa infogmasión y ponegla a tu disposisión y al de tus compañegos cuando gegresaras. En la mina de Sudfgica, ¿guecuegdas?. Allí te Fuiste. ¿Con que fing? Para volveg a abgig los Caminos que utilisan en su ig y venig pog el Contínuo. El Caos Gueptante desafió a La Llave que abgre la Puegta, rasgando sus dominios.

– El caos repatante? Que es eso? Y quien es el que tiene la llave?

El Caos es el Enemigo a batig, el que mueve los Hilos de aquello que condenó a Roger Caglyle y esto es más de lo que nesesitas sabeg. En cuanto a la Llave… hasta ami eso se me escapa – hizo una pausa – No estoy seguga de en qué Mundo estamos… si tu estas vivo… ¿Petegson a donde igá a jnvestigag? ¿Oguiente u ocsidente?

– ¿Cómo que en qué mundo estamos? ¿Qué dice? Claro que estoy vivo! Acaso está loca? Dígame todo lo que sabe, por Dios se lo pido. Yo estoy a oscuras. Mi amnesia después de la mina, horribles visiones de seres de otro mundo en una biblioteca gigantesca, años perdidos.. ¿Qué me ha pasado? ¿Qué estamos investigando? Y ese ser que conduce un carro tirado por seres Alados.. Dios, ayudéme..  Si no me ayuda soy capaz de usar la violencia.. He sobrevivido a la Lengua Sangrienta.. Peterson irá a Oriente, yo también, creo. ¿Por qué? – Lelland estaba nervioso y hablaba atropelladamente – Respondame! Y sujeta a Madame con fuerza de los brazos, histérico…

Una fuerza invisible de repulsión te arroja a dos metros de la mujer

¡¡Por todos los Arcanos!! – exclama Moulian mientras la luz de la lampara roja aumenta en intensidad hasta empezar a quemar la pantalla – ¡¡¡NO!! – y entonces la susodicha bombilla estalló, haciéndose la oscuridad.

Madam Moulian respira con dificultad antes de recobrar el habla.

De ningún modo Petegson debe viajag a Oguiente. Seguía el fin del grupo... ¡¡el fin del Mundo!! – grita nerviosa – Lelland, debe asegugagse que el fotóggafo viaje a Occidente o se quede aquí. Si se une al ggupo de la china están acabados.

Lelland tembloroso y excitado se arrodilla en el suelo y le dice a la pitonisa que el convencerá a Peterson de eso, pero que a cambio Madame debe hablarle de todo..

– Y también de ese personaje del carro en la visión.. Si no me aclara todo no sé que hacer.. ¿Qué me pasó todo este tiempo? ¿Qué sabe de mi amnesia? – le suplica saber.
Madam empezó a respirar más pausadamente.
Desconosco que figuga mitológica es la que apaguesió en aquella visión, señog Lelland – reconoce con severidad – Usted, entge otros, han sido elegidos paga deteneg los planes del caos Gueptante. Su cuegpos sigviegon de hogag paga las mentes de unos entes que desean podeg seguig viajando entge planos y que ahoga no lo pueden haceg por culpa del Dios de las Mil Cagas, que en su día engañó a un mogtal paga que condenaga nuestgo Mundo y el de otgos*. Congénegues suyos intentan deshaceg el Mal hecho** El caso es que a esos Entes no les impogta que libegando sus caminos astgales también salven a nuestgo Mundo. Usted fue elegido, como le decía, paga ayudag a Elías a recabag las pistas que segvigan a sus amigos y a usted para fgustgag los planes del Caos Gueptante. Su cuegpo fue utilisado cual maguioneta mientgas su mente ega apgesada en una de sus Bibliotecas, de ahí su falta de guecuegdos. Puede cgeegme o no, pego no le miento.
 
Madam gimió antes de continuar

Todo esto lo sé desde que El Gasgadogde Velos me consedió el Don de la Pgecognición Omnissiente. Alguien explicagá lo mismo que le he contado yo de aquí unos meses. Yo estuve pgesente en ese momento del futugo hace un año.  También sabgá que el Mensajego  pgetende haceg que los Dioses Alienígenas vuelvan a dominar la Tiegga. 

– Señora,esto es más de lo que yo me imaginaba,no somos más que marionetas de esos seres.. Y ese mensajer,¿quién es? Habrá que detenerle..

A él no podgás deteneglo, pego sí a sus lacayos – advierte Madam – Debo advertigte que no lo sé todo. Y aunque lo supiega me abstendgia de contagtelo todo. En todo caso, puedes haceg pgeguntas, pego mucho más concgetas, sobge pegsonas, cosas o lugagues que ya conoscas. Aunque ya te puedo avansag que las respuestas a tu amnesia las encontgagás en la Tiega Austgal.

– Vaya, habla usted de muchas cosas interesantes y no me da tiempo a asimilarlo todo.. Dígame, ¿tenemos algún infiltrado en el grupo? Lee, Chambers, Aussie, Anderson.. No sé, alguno de esos..  Y dígame también..! ¿Me ha sido infiel mi mujer cuando estaba en poder de esos seres? No la perdonaría..
Y esa Tierra Austral, es Australia,¿verdad? Es muy grande, ¿a dónde debo ir?..

No, afogtunadamente ningún infiltgado pone en peliggo ninguno de ambos viajes. ¡¡Guecuegde evitag que Petegson viaje a Oriente!! Guespecto a su mujeg… no puedo veg el pasado, lo siento. Ese don es del señog LaFleug. Y de la tegsera pgegunta… no tengo más que desig. La infogmasión ya la obtuvo usted hase tiempo.

– Vaya, pues sí que no es usted precisamente un libro abierto.. Me lo temía.. Bueno, haré lo posible por evitar el viaje de Peterson a Oriente.
¿Me recomienda usted ir a Oriente, a Australia, a Sudáfrica, a Inglaterra..? ¿Algún consejo para los investigadores? ¿Debemos armarnos con algún amuleto? Ah, y por cierto,  ¿Qué es éste símbolo? ¿Conoce al Padre Leclerc? Y Lelland dibuja el símbolo ese del hindú y el cura..

Oguiente es vital paga teneg una pegspectiva detallada y gueal de lo que ocugue. ¿Un consejo? Demasiados. El pginsipal es que el Caos Gueptante tiene un as en la manga en caso de que fgusteis su plan inisial  ¿Un amuleto? El ojo de Luz y de Oscuridad. Este sello lo vegueis a menudo a pagtig de ahoga. Y no sé qué signfica, pego tiene pgopiedades magicas. ¿Leclegc? No, no lo conosco. Pego muy a mi pesag, lo hagué.

– ¿Cómo podemos obtener ese amuleto? Y ese As del Caos Reptante, ¿no puede ser más explícita? Ha dicho que lo conoce todo

En ese momento llaman a la puerta, que está abierta, justo en el momento que Madam iba a responder. Una joven oficinista se asoma e intenta ver algo entre la penumbra.

– ¿Madam?

Sí, hija mía. Díle al pgesidente que ahoga estoy pog él

– Sí, señoga

Cuando Madam se hubo asegurado que la chica estaba lo suficientemente lejos, habló

En los libgos de Hsan que hallagueis en Oguiente. Y el as en la mangá, chercher l’astronome et le machine du Tesla, Archimède, Scott et Grindell-Mathews

Dicho esto, Madam se levantó. En la estancia parecía haber más luz, incluso antes de que la pitonisa descorriera las cortinas.

La sesión de hoy a tegminado.

– Vaya, qué carácter.. ¿El presidente?..

Esa pgegunta no es pegtinente – suelta Madam – A su guegueso de Shangai podga volvegme a visitag – su expresión se relajó – Le deseo mucha suegte, a usted y sus compañegos. La nesesitagán. Y si fracasan, el Mundo también.

Dicho esto e ignorando a Lelland, madam Moulian desapareció por una puerta que había permanecido oculta por la oscuridad

Pues parece que debo ir a Oriente, piensa Lelland.

* Viajeros en el tiempo
** Historias del pasado presente

 

Mascaroides en NY – Epílogo

chelseahotel1920snypl

APARTAMENTO 408
DEL HOTEL CHELSEA
15 DE FEBRERO DE 1925,
A ÚLTIMA HORA DE LA TARDE


Han transcurrido tres semanas desde el enfrentamiento final con los sectarios de La Lengua Sangrienta y un mes exacto de la trágica muerte de Jackson Elías

Esta mañana, en al apartamento ocupado por Peterson y Sforza, se ha reunido un numeroso y variopinto grupo de individuos. Cada uno de ellos tiene sus motivos y sus objetivos, pero a todos les une la necesidad de saber qué misterio o misterios perseguía Elías.

Quien ejerce de anfitriona es Antonella Sforza, que se ha instalado en el apartamento 408 junto a Peterson, también presente en la reunión. El fotógrafo está sentado junto a un caballete que sostiene un mapamundi enmarcado. La escritora y erudita permanece de pie frente a una mesa llena de papeles, libros y libretas. Ante ellos, ansiosos espectadores, están Lelland, Chambers y Hartland; sentados el doctor en una butaca y los otros dos en incómodas sillas.

Continue reading