
Roberto “El niño” López, un joven policía cuya carrera se truncó cuando se vio enganchado a las drogas. Ahora malvive como puede, generalmente participando en combates de boxeo ilegales.
Fue el compañero de tu padre, Alfredo Robledo, El Gordo, quién te salvó. Se hizo cargo de ti, te apunto a clases de boxeo para que descargases adrenalina y un par de años más tarde te metió en la Brigada Criminal. Cómo jefe, el Gordo era un tipo peculiar, duro y frío, como echo de otra pasta. Era capaz de estirar las leyes al máximo y mancharse cuando hacía falta con tal de que los delincuentes no quedasen impunes. Esto le granjeo no pocos enemigos. Sin embargo, tiene muchos amigos, sin duda porque sabía cuidar a los suyos. Desde hace 6 años es comisario en la comisaría del distrito centro.
Decían que eras una promesa, que llegarías lejos en la brigada antidroga y en el cuerpo y tú te sentías imparable. Todo se fue por el retrete hace 3 años cuando en un operativo dos compañeros resultaron muertos. Pese a que trataron de echarle las culpas al Gordo, por ser el jefe del operativo, tú sabías que fue tu culpa. Ese día estabas demasiado colocado y la cagaste, primero apretando el gatillo antes de tiempo y luego estampando un coche patrulla. Nunca has dejado que nadie cargase con tus culpas y aquella vez tampoco iba a ser menos, así que las asumiste y fuiste expulsado del cuerpo.
Has ido alternando trabajos desde entonces. Aceptas casi lo que sea: seguridad privada, portero de discoteca, camarero, incluso últimamente has vuelto a combatir. Sigues dando la talla en el ring pero el niño ya no es tan niño y sabes que si sigues así un día no te levantas del ring. Pero la vida está cara y más cara aún la coca. La dejarías pero es lo único que te calma cuando estás a punto de perder los nervios, lo cual es más a menudo de lo que desearías.
El Gordo te ha ofrecido dinero más de una vez pero tú no aceptas limosna, lo que necesitas es un trabajo. Eso te ha hecho buscarlo por otros lados. Ahora le debes pasta al manco, mucha pasta y por eso esta noche tienes un combate. El otro púgil, si se le puede llamar eso, es un niñato recién llegado de Barcelona al que podrías tumbar en un asalto con una mano atada a la espalda. Pero el Manco te ha dicho que te dejes ganas, en el tercer asalto tienes que besar la lona y no levantarte. Con eso saldaras tu deuda y si está de humor quizás te lleves unos talegos en el bolsillo.
Que sabes de:
Jesús Carrasco (Zorro)
Era miembro de la Social y trabajaba con tu padre y el Gordo. En alguna ocasión tú también trabajaste con él aunque ni te daba buena espina, ni te gustaban sus métodos. Lo que no había duda es que era eficiente y tenía un olfato tremendo para saber dónde había mierda oculta. Le largaron del cuerpo y según has oído estuvo a un pelo de acabar en la trena. Ahora trabaja para El Caso.
El Rubio (Alberto Temprado)
Es un buen tipo, un superviviente al que la vida le ha tratado como a un perro. Cuando estabas en la brigada era un clásico. No había mes que no durmiese alguna noche en el calabozo. Tú mismo le trincaste varias veces. Siempre comete delitos menores y sin violencia. Por alguna razón el Gordo le tiene aprecio y siempre le ha echado un capote. En el fondo no sois tan diferentes, ambos habéis tocado fondo y tratáis de salir a flote como podéis. Os lleváis bien y puesto que no tienes carnet desde que te expulsaron en ocasiones te hace de chofer.